Hace semanas evaluaba la posibilidad de volver a este espacio. Abría la página, leía lo que antes escribía, la cerraba, la abría de nuevo, me dormía, me despertaba, la abría, la leía (...), pedía opiniones, pensaba, leía, borraba, deshacía, modificaba, cerraba la página, la abría, la leía (...).
Pensaba en lo que implicaba volver a mostrarme tal cual y me daba miedo. Me daba miedo que la gente hablara, que la gente dijera, que la gente pensara, que la gente me conociera más de lo que yo quisiera. Que no les gustara, que me criticaran, que se dieran cuenta que al lado de esta mujer con posturas, logros, posiciones claras, y metas establecidas, hay una mujer con líos, inseguridades, y desafíos personales que tiene que superar todos los días.
Me daba miedo que no entendieran que esta también soy yo y que me cuesta querer y aceptar esta parte de mí que a veces me deprime, me debilita, me limita, me reta a no hacer las cosas. Esta parte que a veces me tumba, me destruye.
Esta parte que no entiende por qué escribo en pasado si todavía me da miedo que la gente me juzgue a partir de lo que escribo. Esta parte que detesto con toda mi alma pero con la que sin embargo quiero aprender a vivir.
Esta parte que a partir de hoy voy a dar a conocer para no lidiar con ella sola. Esta parte que no me va a ganar.
Esta parte que no quiere que lo haga.
Nadie podría jamás entender el pleito interno que estoy teniendo ahorita mismo. Quizá todavía no es momento.
domingo, 21 de junio de 2015
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